Estamos en condiciones de afirmar que la libertad es una característica propia a toda forma de vida puesto que, a menos que se acepte una definición en que se precise de una "conciencia", el hecho fundador de la libertad no radica tanto en "una toma de conciencia" como su realización misma, en la materialización concreta, cualquiera sea la manifestación fisiológica que ello pudiera significar.
Desde un punto de vista biológico, podemos entender la conciencia como un "sentido de los sentidos" [véase Tannenbaum, A. The sense of consciousness, JTB, vol. 211], y en consecuencia, incluso visto desde un punto de vista fisiológico, dicha conciencia no hará más que dar cuenta de un cambio fisiológico, fenotípico u ontogénico, de cualquier orden, más que provocarlo directamente [véase Chun Siong Soon, Marcel Brass, Hans-Jochen Heinze & John-Dylan Haynes. Unconscious determinants of free decisions in the human brain. Nature Neuroscience 04/2008].
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